Arrancamos la faena en La Faena, una vieja cantina del centro que si un día estuvo de moda, anoche no se notaba: nadie, menos nosotros, hijos del Gran Abismo, que fuimos llegando a sorbos: R conmigo, HB con Oliverio, RL con la gran Lorena, Daniel con sus amigos, y nuestro Caronte, DGG. La decoración del lugar anunciaba una noche cuando menos poco ordinaria: maniquíes andróginos vestidos de toreros (con trajes de luces dizque de matadores reales) expuestos en vitrinas a tres metros del suelo, la mejor de ellas, dos diestros a punto de darse un morreo.
Seguimos DF la nuit en el Dos Naciones (la mexicana y la española: lo fundó un gallego), un antro de "ficheras", que no son
-necesariamente- prostitutas, sino mujeres, por lo general MUY estropeadas por la vida -y la naturaleza misma-, a las que los clientes, por lo general MUY estropeados por el alcohol -y etcétera-, pagan por bailar con ellos, darles conversación y dejarse meter un poco de mano (lo que aquí se llama "fajonear" y en Argentina, "franelear"). Sorprendentes la madame anciana, severa en un rincón, despachando Elicias y Areusas entre los pobres diablos que se hacen la ilusión de estar ligando de veras, y alguna historia de puta triste, como la de Nancy, a quien alguien iba a presentar a su mamá en Francia porque quería casarse con ella.
Y acabamos en Melodika, el karaoke donde HB volviose un hombre a un micrófono pegado, Dani demostró sus dotes de artista total y Lorena interpretó soberbia una de Janis Joplin. Yo me pasé tres colonias y fui por la Jurado. Too much.
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