Llamaron ayer a las ocho menos cuarto de la mañana preguntando por Mario Luis Bermeo. Ricardo se atrevió a preguntar quién lo buscaba y por qué: una línea de crédito, porque no ha pagado.
Deudores, no son más que tristes deudores endilgando a otros las fatigas (¡las ocho menos cuarto de la mañana!) de su impago.
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Tarde, pero despertó.
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