El lugar común de las películas de infidelidades y cambios de pareja varios es la idealización de la mentira: si hay amor, mejor callar, la realidad duele. El caso de
Closer (Mike Nichols, 2005) es exactamente opuesto: la verdad en un pedestal a veces inverosímil. Cuatro seres embusteros y traidores que se quieren y que se hacen daño contándose la verdad. A favor: muy buenos actores, un espejo de sentimientos la mar de naturales, y que basta del cuento "corazón que no siente": ojos que no ven, preguntan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario