No le echaré la culpa a Xochimilco: más bien fue el aire acondicionado encima de mi cabeza cuando fuimos a jugar a los bolos. Me tomaré una medicina mágica (gringa), dormiré, y mañana contaré lo que fue Xochimilco. Prepárense y ríanse a la altura de la India.
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Apunte de Ricardo Cayuela Gally:
"Sus padres eran tan pobres que se ahorraban los billetes de tranvía y recorrían barrios elegantes y barrios pobres a pie en incansables recoridos puerta a puerta con grandes hatillos a la espalda. Ese recuerdo me convenció muy pronto de que el uso del metro es un placer de ricos".
Una rabieta infantil, André Gluksmann
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