Ver a mis alumnos: asomarme a la velocidad centrípeta de los veintimínimos años. Una semana parecen distantes compañeros y a la siguiente se meten mano en clase, y a la siguiente la carne impone hasta amor, y a la siguiente quizá se dejen.
Nada de envidia, sí un pinchazo de nostalgia. Y de la peor,
a la que canta Joaquín "con la frente marchita".
1 comentario:
te leo y te recuerdo...
un abrazo nostálgico de una princesita catalana,
mOntse
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