sábado, 24 de noviembre de 2007

noche chilanga

La de ayer fue una de esas noches que sólo pueden pasar aquí. La invitación espontánea a una pareja amiga para que conocieran la casa se convirtió en la fiesta de la presentación del último libro de Jordi (Enrigue) Soler, La última hora del último día, que ya es hora de leer. Unas quince personas de las que conocía a cinco (mención honorífica para Tanya Huntington y su espectacular pavo de Thanksgiving del día anterior). A medianoche, viendo cómo iba perjudicándose el percal, empezamos a sacar las migajas que encontrábamos: aceitunas, espárragos, quesos, chinerías recalentadas... Se acabó el tequila, el güisqui, el vodka, las cervezas. Malcolm y un puñado se fueron después de antros. Hoy por la mañana contaba asustado lo que vio en no se acuerda qué pista de reguetón a las siete de la mañana. "Bienvenido a Mexico City", le dice el otro. Creo que hice amigos. Acabé prendiéndome, en fin, después de una jornada de doce horas de trabajo y vueltas en taxi por la ciudad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué lindo. Sólo faltaba Lowry. Quizás estaba. O no.
Felicitaciones, Yai.