miércoles, 12 de octubre de 2011

oscuridad

Yo amamanto y me entra una especie de oscuridad. Hacia las tres de la mañana, pasillo arriba pasillo abajo con un bebé que aún no distingue el día de la noche, pensaba que la corta existencia de mis hijos ha estado marcada por la muerte. Mi padre y Félix. Como si yo no supiera que la vida no es más que eso, un conejo con pilas alcalinas pero imprevisibles, el hado de los nacimientos se ha encargado bien de recordármelo.

Sus muelas, un millón de veces.

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