Lo desconocido al principio puede encantar y luego irse de las manos. Amanecimos un poco intimidados, con los árboles caídos, más de medio metro de nieve y sin poder ni abrir la puerta. El hombre moderno no está hecho para las inclemencias, y si no tiene una pala, menos todavía. El constructor rumano que le está haciendo la obra a los vecinos nos presta una y nos sugiere qué hacer.
Poco a poco, con trabajo, se domina lo desconocido. "Una nueva experiencia", dice el vecino, quiero oír sin sorna.
Aquí lo desconocido |
Acaba el día. Salimos a deslizarnos por la calle con trineos prestados.
El lunes llega una ola de frío que nos dejará a 14 grados bajo cero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario