jueves, 21 de enero de 2021

ilegales y desesperados

Estando así las cosas, cabe pensar que hay muchos estudiantes que se ven obligados a hacer una tesis para  poder sacar el título a toda prisa y lograr el ascenso de categoría, para cuya obtención se han matriculado en la universidad. Algunos de estos estudiantes tienen incluso cuarenta años. Son estos los que pedirían instrucciones sobre cómo hacer una tesis en un mes con vistas a obtener una nota cualquiera y salir de la universidad. Ya desde ahora hemos de decir que este libro no es para ellos. Si tales son sus exigencias, si son víctimas de una ordenación jurídica paradójica que les obliga a doctorarse para resolver dolorosos problemas económicos, tendrán que hacer dos cosas: (1) invertir una suma razonable para encargar la tesis a otra persona; (2) copiar una tesis ya hecha unos años antes en otra universidad (...) Está claro que los dos consejos que acabamos de de dar son ilegales. Sería como decir: "si te presentas herido en la casa de socorro y el médico no quiere atenderte, ponle un cuchillo en el cuello". En ambos casos se trata de actos desesperados.

Ilegales y desesperados.

"Graduarse en una buena universidad no impide ser un gaznápiro, como el caso Trump indica; pero darle un carácter virtuoso al hecho de no haber pisado estas aulas explica la degeneración del momento", escribe hoy Espada, que pide –y yo me apunto– el retorno de las élites a la política.

La cita es de Eco, claro (mi ejemplar, edición 94, lo conseguí en un puesto de lance del Parque Rivadavia en Buenos Aires allá por 2003)




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