miércoles, 6 de enero de 2021

un, dos, tres

Es imposible que ahora se haga una película como One, two, three, porque si Billy Wilder es la némesis de estos tiempos, esa película, más.

No se puede hacer humor pidiendo permiso para no molestar a alguna cofradía y como esa comedia es irreverente con todas ellas, resulta una de las mejores de la historia.

Wilder siempre fue sutil y elegante y nunca trató al espectador como a un idiota. Y además, a pesar de haber perdido a tres cuartas partes de su familia en Auschwitz, entre ellos a su madre, jamás se consideró una víctima. Hoy quedaría cancelado de inmediato. Vaya, en un, dos, tres.


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