Dice Pierre Chevrier, el pseudónimo tras el que se escondió Nelly de Vogüé para escribir sobre Antoine de Saint-Exupéry y curar su obra póstuma, que descifrar los cuadernos de notas de su amigo fue una tarea difícil. A mí me parecen pistas claras y maravillosas. Aquí, el escritor en Madrid, durante la guerra.
Cualquier otro cuaderno de apuntes me parece incomprensible al cabo del tiempo. Y especialmente uno mío. Aquí en La Habana (se supone).
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