viernes, 1 de enero de 2021

todo parece posible

 

Todo parece posible un primero de enero, así que salí a pasear rozando los tres grados centígrados. Apenas asfaltaban estas calles cuando me fui a América por primera vez. Antes de eso, eran cerro, un balcón desnudo desde el que asomarse a la vega y, conteniéndola, el desierto de la meseta.

Pienso que me falta demasiada gente para llamar a esto volver (mi padre, mi abuela, Pedro, Félix, Dani), y además yo soy otra persona. He venido, pues, a otro lugar. Mis ojos renovados lo ven bello y seguro. Un buen lugar donde tener los cuarteles de invierno (¡y nunca mejor dicho!). No lo sabía, pero extrañé el frío.


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