Estoy leyendo una biografía reciente sobre Saint-Exupéry que no conocía. No sé si llegó a leerla mi querido Pedro, pero estoy casi segura de que le hubiera exasperado.
Poco a poco, ciega y laboriosamente, probando "hacer lo mejor", como lo dice en una de sus últimas cartas, se hizo a sí mismo y aprovechó coyunturas que, diferentes, habrían podido conducirlo a otro lugar, lejos de la literatura y de la aviación, pero que no habrían podido impedirle construir, con estos materiales improvisados, un destino prodigioso.
"Se hizo a sí mismo", "aprovechó coyunturas", "destino prodigioso". A mí Calíope, Urania y aun Euterpe, no me dejen nunca caer en semejante nivel de cháchara.
(No hay más remedio que darle una oportunidad. Quizá es la traducción.)
A usted no lo abandonaron nunca las musas, Saint-Ex |
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