De nada sirvió que el conductor se desviara por el bosque de Chapultepec para hacerme la ilusión de que avanzábamos y entretenerme con el paisaje (en verdad otra ciudad, hasta donde alcanza el ojo todo es árbol): al volver a Constituyentes el taxi se atascó entre dos camiones de carga. "Yo le aplico la de Einstein, señrita, que la materia ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma, y que no te tocan camiones a las nueve, órale, te tocan a las diez".
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