viernes, 10 de agosto de 2007

bus

En un autobús como el de Otto, iba yo camino a clase más contenta que Lisa con sus libritos y su tierna repelencia. Ida y vuelta. No me afectan los atascos. Ningún taxista me estafa. Vuelvo a descubrir las delicias del transporte público, que parecía mentira... ¡¡¡existe!!!

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