domingo, 21 de febrero de 2021

guardaba todo


 

Guardaba todo. Recuerdos de la Expo 92, recortes de periódico, papelería de Roma, de Grecia, de París, de Amsterdam, de Lieja, billetes de avión, de tren, de bus, a Huelva, a Sevilla, a Barcelona, servilletas, programas de teatro, entradas de cine, folletos de exposiciones, revistas, apuntes de clase, agendas, cuadernos con todo tipo de notas, mis primeros artículos...

 ¿Por qué guardabas todo esto?, pregunta mi hija. No le sé contestar bien (un papelón después de insistirle todos los días de su vida en que tire lo que no usa). Era una manera de conservar los "recuerdos", de decir: aquí ocurrió un gran día, que no se pierda en el tiempo.

Los viajes fuera de España no eran tan fáciles entonces (¡existían las liras, los dracmas, muchas más fronteras!). Había que ahorrar, vender camisetas, participaciones de lotería, recaudar fondos con obras de teatro. Ir al teatro o a un museo era una gran cosa, algo que ni mis padres ni mis abuelos podían hacer a mi edad. Y bueno, en los cines y en las cafeterías pasaban cosas (cosas que, en aquel entonces, solo tenían que ver con sonrisas y palabras).

Ahora está de moda tirar, pero estas chucherías han llegado hasta mí y algo me dicen hoy. Todo lo que guardé tiene que ver con tres cosas: la cultura, los viajes y la amistad (el amor). Pienso que no difiero tanto de aquella niña adolescente joven, que he trabajado duro pero sigo estando en el penúltimo peldaño de la cadena laboral y que, sin embargo, me sigue importando lo mismo: la cultura, los viajes, el amor. Algo quieren decirme estas chucherías y, por supuesto, no las voy a tirar.



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