"A
Hugo Chávez le interesa generar más pobreza"
El
27 de mayo de 2007 Hugo Chávez sacó de la señal en abierto Radio Caracas
Televisión al no renovarle la concesión. Desde entonces, la cadena ha estado
tratando de recomponerse: sigue emitiendo, con el nombre de RCTV Internacional,
por cable y satélite. Marcel Granier (1941) se mantiene al frente como
presidente, y vino a México a hablar de la situación venezolana en la Fundación
Friedrich Naumann.
¿Qué
ha pasado con los 3,000 trabajadores de RCTV?
Hemos estado empeñados en mantener la
mayor cantidad de puestos de trabajo posible. Con ellos pasó la misma tragedia
de los 24,000 despedidos en la industria petrolera, sólo que los nuestros al
menos sí pudieron cobrar sus prestaciones completas y buscar oportunidades en
otras partes. En Venezuela viene ocurriendo un proceso de destrucción de empleo
terrible. Al gobierno más bien pareciera interesarle, porque de esa manera van
creando más clientes en sus programas de, así llamada, ayuda social.
¿Está
insinuando que Hugo Chávez prefiere a sus ciudadanos desempleados?
Estoy insinuando, no: lo digo muy
directamente, que a Hugo Chávez, obviamente, le interesa generar más pobreza,
menos empleo productivo, menos oportunidades, de manera que los jóvenes más
capacitados se vayan del país y que la gente se inscriba en los programas de
asistencia social del gobierno. El número de gente dependiente del gobierno se
ha duplicado en estos diez años.
¿Cuál
es el estatus hoy de la libertad de expresión en Venezuela?
En mi opinión está destrozado. Libertad
es la ausencia de temor en el ejercicio de nuestros derechos. En Venezuela
ninguna persona puede ejercer ningún derecho, ni siquiera su derecho más
elemental, a la vida, sin temor: todo el mundo, cuando sale a la calle en la
mañana, sabe que puede ser objeto de un secuestro, de un homicidio, de un
atraco…
Pero
sí hay aún rincones donde ejercer la libertad de expresión…
Sí, RCTV Internacional es uno. Hay
periódicos que mantienen una posición independiente, hay estaciones de radio…
El gobierno acaba de cerrar 34 estaciones de radio para silenciar opiniones
independientes y espacios plurales que existían en esas estaciones, pero
todavía quedan espacios… El venezolano es por naturaleza muy amante de la
libertad.
¿Por
qué cree que la OEA es tan condescendiente con un Chávez que cierra 34 emisoras
de radio o retira los poderes al alcalde electo de Caracas, mientras es tajante
contra el golpe de Estado en Honduras? ¿Por qué ese doble rasero?
Mire, hay gente que insinúa que son
razones económicas, que la OEA tiene un sistema de jubilación y remuneraciones
muy atractivo que limita la independencia de sus funcionarios. Yo creo que es
un poco más complicado que eso; creo que es una organización de gobiernos, no
de pueblos, y pesan más unos gobiernos que otros, por distintas razones. Las
razones de un país como Brasil son distintas de las razones de un país como
México, y las razones de Brasil y México, que son países democráticos, son muy
distintas a las razones de países como Venezuela y sus satélites.
En
México parte de la opinión pública celebró la decisión de Hugo Chávez de no
renovarle la concesión a RCTV, argumentando no sólo la falta de calidad de la
televisora, sino que ustedes habían apoyado el golpe de abril de 2002 y que se
tenían que atener a las consecuencias.
Mire, Radio Caracas Televisión no ha
apoyado ningún golpe, y eso incluye los dos golpes de Estado que dio –uno que
dirigió y otro en el que participó indirectamente– Hugo Chávez, en los que por
cierto hubo muertos por los cuales nadie ha respondido todavía. Tampoco apoyó
ninguno de los golpes de Estado que ocurrieron el 11 de abril, empezando por el
que dio el propio Chávez cuando ordenó prohibir la manifestación con medios ilegítimos.
Tampoco apoyó el golpe que dio su estado mayor, sus generales de más confianza,
cuando lo sustituyeron y no siguieron el procedimiento que manda la
Constitución. Y así podríamos hablar de los cinco golpes que hubo ese día; eso
por un lado. Por otro lado, cuando un presidente de una república democrática
piensa que un ciudadano o un grupo de ciudadanos han cometido un delito, su
obligación es llevarlos a juicio, y en base a los principios elementales de
toda democracia –el derecho a ser juzgado por los tribunales competentes, a la
presunción de inocencia y al debido proceso–, desarrollar un procedimiento en
el cual presenta, si acaso las tiene, las pruebas de que efectivamente
participaron en un golpe de Estado. Chávez en esto tiene una manera de actuar
muy canalla: lanza acusaciones irresponsables y después nunca le da a la
persona la oportunidad de defenderse. Yo puedo decir de una manera muy cabal
que Hugo Chávez es un golpista, responsable, además, de la muerte de centenares
de venezolanos. Y que nunca ha respondido de eso porque logró un perdón
presidencial y luego siempre ha eludido ese tema. Él no puede probar que ni una
sola persona vinculada a RCTV jamás haya participado en un golpe de Estado. Si
esa fue la razón, lo invito a que vaya a los tribunales y presente sus pruebas.
***
“El
chavismo es un movimiento de fracasados”
Venezuela
no es Cuba, no es Irán, no es China, ni ninguno de sus satélites en
Latinoamérica. ¿Qué busca Chávez? ¿Cómo lo calificaría?
Creo que él tiene dos facetas. Una es la
vocación histriónica, su deseo de figurar, de escandalizar, de llamar la
atención, y la otra es su megalomanía, y de ahí su admiración irrestricta hacia
Fidel Castro. El sueño de Chávez es mantenerse en el poder cincuenta años, como
ha podido hacerlo Fidel Castro, al que por eso considera “su padre”. De hecho,
Fidel Castro ha sido muy hábil en sacarle dinero a Chávez a cambio de ese apoyo
paternal que él le da. Fíjese cómo será el drama de Cuba, que la asistencia de
Venezuela a Cuba es de varios miles de millones de dólares al año y sin embargo
Cuba no puede mantener el sistema. Eso es lo que Chávez no le cuenta a los
venezolanos. Le interesa acallar cualquier opinión diferente y evadir todo tipo
de debate, porque él sabe que el modelo cubano no resiste ninguna prueba.
¿Qué
pasaría si Venezuela no tuviera petróleo?
Probablemente tendría democracia, porque
los venezolanos se darían cuenta de la importancia de tener un gobierno para
todos, de buscar soluciones consensuadas, de no dividir a la población entre
los que están a favor y los que están en contra, excluyendo a estos últimos. Se
ha escrito mucho sobre las bondades y las maldades del petróleo.
Lamentablemente, si uno ve la historia de Venezuela, está íntimamente
relacionada con el petróleo. Mientras que Venezuela no tuvo petróleo fue un
país paupérrimo, como consecuencia de la división interna que se generó después
de las guerras de independencia. Sin embargo, hemos visto que de cada alza
significativa de los precios del petróleo, Venezuela siempre sale más endeudada
y con menos empleo que antes: en la crisis del Canal de Suez, con la guerra del
Yom Kipur, con la de Irán-Iraq, con la del Golfo… En todos esos momentos hay
una apariencia de bonanza y de dinero a cortísimo plazo que al año siguiente se
traduce en más deuda externa, menos empleo productivo y más inflación. También
debemos entender que gracias al petróleo Venezuela pudo desarrollarse… Los
venezolanos tenemos una sensación ambivalente con respecto al petróleo; a él le
debemos la creación de una clase media pujante, que es la que ha resistido
frente al afán totalitario de Chávez, pero también le debemos que el Estado sea
visto como un botín que justifica que los militares traicionen con demasiada
frecuencia sus responsabilidades constitucionales.
¿Cuáles
son los problemas de la oposición, que no logra ser del todo efectiva contra
Chávez?
No hay un entendimiento cabal de cuál es
el problema de Venezuela, de que para salir de este embrollo autoritario se
requiere la voluntad concertada de toda la gente de pensamiento democrático.
Tampoco hay conciencia clara de que los mecanismos electorales están trucados,
de que el poder electoral no es independiente, ni profesional, ni honesto. Por
ejemplo, todavía no hemos recibido los resultados definitivos de las elecciones
de 2007, que fueron muy importantes. Descaradamente el presidente dispone
quiénes van a ser los rectores electorales, y no hay ningún espacio para la
oposición. La oposición tiene que entender eso: que está luchando con unas
reglas muy desiguales. Es como si en un campo de fútbol la portería de un
equipo tiene un metro de alto por un metro de ancho y la portería del otro
equipo tiene diez metros de ancho y veinte metros de alto; y además de eso, el
árbitro tiene el uniforme del equipo contrario y el campo está inclinado a su
favor.
¿Y
no ha sido la oposición culpable de ello, sobre todo en ciertos momentos clave?
Claro, todos somos culpables. Chávez no
llega ahí por azar: todos los venezolanos tenemos algo de culpa. Los
venezolanos debimos haber entendido que la libertad no es algo que se nos dio
por ser venezolanos o porque tenemos el mejor clima del Caribe. La libertad es
algo que hay que conquistar cada día, algo permanentemente amenazado.
Otro
factor del que también somos responsables todos es la inconciencia del cambio
de condiciones que ocurrió en Venezuela a partir de principios del siglo XX,
una vez que comienza la explotación petrolera. Ahí comienza un periodo de
crecimiento que dura más de cincuenta años, que coincide con uno de los
movimientos de urbanización más dramáticos de la historia mundial. Un país
mayoritariamente rural, en cuestión de treinta años se convierte en un país
mayoritariamente urbano. Eso también trae un trauma: toda esa gente que viene
del campo a la ciudad pasa de una sociedad agropecuaria dependiente del café y
del cacao a una sociedad totalmente distinta, dependiente del petróleo, de la
industria y los servicios. A eso súmele además que entre 1945 y 1958, mientras
está ocurriendo ese crecimiento espectacular y ese proceso de urbanización,
están llegando a Venezuela un número de inmigrantes que representa más del 15%
de la población en ese momento. Hay que asimilar la gente que viene del campo y
a toda esa gente que viene de Europa, y además, administrar todo ese
crecimiento. Durante cincuenta años, Venezuela lo hace exitosamente, creando
una clase media y una clase trabajadora importantes, que son los baluartes que
hoy en día han impedido que Venezuela caiga en el totalitarismo más absoluto.
Ahora, esos cincuenta años fueron seguidos por veinticinco años de
estancamiento económico, en los cuales se duplica la población, con una
inmigración que ya no es la inmigración formada en Europa, sino la gente que
viene huyendo de la pobreza y de la violencia en los países andinos y del
Caribe, con estancamiento total. Entonces, ocurre que hay una parte importante
del país que ha estado acostumbrada durante cincuenta años a crecer, a mejorar,
a educarse, a tener cada vez mejores servicios, y otra parte que no ve los
resultados por ningún lado: los hospitales cada día más saturados, los cupos en
las universidades y en los institutos de educación reduciéndose, su condición
de vida deteriorándose… Venezuela vivió cincuenta años sin inflación y sin
devaluación; en estos veinticinco años no solamente hay estancamiento
económico: hay inflación, siempre alta como tenemos actualmente –que es la más
alta de América Latina–, y hay además devaluación. (Cuando Chávez llega al
poder, el tipo de cambio, muy devaluado, estaba a cuatrocientos cincuenta
bolívares por dólar; hoy está entre los seis mil y los siete mil bolívares por
dólar.) Eso fue produciendo un deterioro muy grande, y yo creo que no vimos el
peligro que eso representaba.
¿Dónde
está su autocrítica personal? ¿Se arrepiente de algo que haya hecho o no al
frente de la cadena cuando aún estaba al aire?
Si uno se pone a ver hacia atrás, tiene
que hacer balance amplio. Desde el punto de vista personal me siento
satisfecho. En cuanto a la cadena, desde que Chávez intenta los golpes de
Estado en el 92 yo creo que estuve muy claro en la calaña de gente que estaba
ingresando a la política en ese momento; la forma sanguinaria en la que esos
golpistas actuaron, tanto en febrero como en noviembre del 92, nos daban
señales muy claras de que estábamos enfrentando a psicópatas. El presidente
Chávez en su primera alocución en el Palacio de Miraflores, en cadena nacional
de radio y televisión, me hizo una amenaza muy clara, señalándome que debía
adquirir un vehículo blindado. Esas amenazas se vinieron repitiendo por
distintas vías, de manera que yo sí estaba muy consciente de lo que teníamos
enfrente. Por eso ofrecí mi cargo desde el principio; la permanencia en mi
cargo se la debo a los accionistas, a los gerentes y a los trabajadores. Todos
ellos, al igual que nuestros clientes y nuestros proveedores, siempre fueron
bien informados de la situación que estábamos viviendo. Más bien lo que sentí
fue una responsabilidad adicional: una dictadura del tipo de la que Chávez
quiere imponer requiere resistencia. No puede haber posiciones acomodaticias,
porque terminaríamos como Cuba. Yo creo que afortunadamente mucha gente se da
cuenta de ese peligro. Yo creo que Venezuela logró desarrollar un sistema
democrático a partir del año 58 porque acabó con el sectarismo que había
imperado en la política y estableció un sistema de pesos y contrapesos, de
separación de poderes, de convivencia civilizada, de tolerancia, de elecciones
limpias, de alternancia en el poder, que es con lo que estos militares
golpistas quieren acabar, y de hecho están acabando. De ahí su empeño en
reformar las Constituciones para establecer regímenes vitalicios; primero,
engañando a la gente con un solo periodo de reelección y después,
transformándolo en un sistema de reelección perpetua; van apoderándose del
poder judicial, del poder legislativo, del poder electoral, y los van poniendo
a su servicio, lo mismo que está ocurriendo con las fuerzas armadas. En la vida
todos tenemos muchas cosas de las que arrepentirnos, pero si hago el balance, no
me arrepiento de la actitud que hemos tenido: ha sido la correcta.
¿Es
optimista con respecto al futuro de Venezuela, como Mario Vargas Llosa, que
centra su esperanza en los estudiantes y en los intelectuales, quienes, según
escribía hace poco y a diferencia de Cuba o China o Rusia, nunca le dieron
empaque al “movimiento bolivariano”?
Bueno, la mejor demostración de que la
llamada “revolución bolivariana” no es más que un régimen militarista
totalitario es que el chavismo no tiene a su lado las fuerzas que
tradicionalmente han acompañado a las revoluciones: ningún intelectual de peso,
ningún artista de peso… Los estudiantes, la parte tradicionalmente rebelde de
la sociedad, no creen en el modelo de Chávez. Lo mismo está ocurriendo con los
trabajadores, los sindicatos y los empresarios. El chavismo es un movimiento de
fracasados. En ¡Tierra, tierra!
Sándor Márai cuenta una conversación de familia donde increpa a un primo y le
dice que no entiende por qué es comunista, y el primo dice que es que él no
tiene cabida en la sociedad, que no tiene ningún papel que desempeñar, y por
eso no le queda sino ser comunista. Eso es lo que es el chavismo: una gran
aglomeración de gente con mucho resentimiento –algunos probablemente tendrán su
explicación: todo en la vida la tiene–, y de militares codiciosos. El caso de
Venezuela es trágico, además, porque el botín es tan grande que hay mucha gente
que se hace de la vista gorda y se vuelve cómplice. De manera que vemos cómo
grupos de delincuentes, de traficantes de armas, de traficantes de droga, se
han metido en Venezuela y tienen muchísimo poder. Lo señalo porque creo que
Vargas Llosa tiene razón en ser optimista con respecto al futuro de Venezuela:
porque la juventud no cree en esto. Pasará esta generación de militares golpistas
y ladrones, y eventualmente Venezuela recuperará el camino democrático. Ahora,
va a ser mucho más difícil, porque la fuga de cerebros que ha ocurrido en
Venezuela es pavorosa, y probablemente vamos a tener problemas en ese sentido.
Ya
sabrá el chiste de los cubanos que quieren ir a Venezuela para ver cómo empezó
la cosa…
Eso también me hace ser muy optimista con
respecto a Venezuela: si en Cuba, cincuenta años no han logrado cambiar en la
mayoría de los cubanos su espíritu alegre, su capacidad de entendimiento y de
respeto al otro, y se les ocurre muchas cosas para obtener dinero y llevarlo a
sus familiares en la isla, eso demuestra que el ansia de libertad en los seres
humanos es muy poderosa, que es la fuerza del futuro.
¿Cómo
lleva seguir viviendo en Caracas?
¿Qué le diría? A mi edad a nadie le dan
trabajo, así que tengo que cuidar el que tengo. Cuando a uno el presidente de
la República lo amenaza de muerte, y manda a sus grupos paramilitares a que lo
amenacen de una manera muy directa –o sea, a través de una entrevista en el
diario El País de España o en la
revista Quinto Día de Venezuela–, y
cada día uno ve que sigue con vida y trabajando tanto, siente una gran
satisfacción. En el fondo, le agradezco a Chávez eso.
(Publicado originalmente en el blog
"Otras voces" de la revista Letras
Libres, el 16 y el 17
de noviembre de 2009.)
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