jueves, 28 de febrero de 2008

apostillas a la niña

"Yo quiero que la niña que nace en España [mejor si en el 78, cosecha Constitución] tenga una familia [padre/madre, madre/madre, padre/padre o perrito pequinés] y una vivienda y unos padres [si no han muerto] con trabajo. Esto es lo mínimo que debemos exigirnos para todos: una familia, una vivienda y unos padres con trabajo. Yo me esforzaré principalmente para que la familia esté atendida, y la vivienda se pueda conseguir [cuántos metros, cómo y dónde], y para que no falte el trabajo. Quiero que esa niña, nazca donde nazca [en Quito o en Burundi], reciba una educación que sea tan buena como la mejor [reciba la mejor educación, vamos]. Quiero que se pueda pasear por todo el mundo sin complejos [¿menos?, ¡si ya somos unos creiditos!], porque sabrá idiomas [yes sir, oui monsieur, mejor que Aznar y que Zapatero], y porque tendrá un título profesional que se cotice en todo el mundo [en el mundo más que en España]. Quiero que sea un heraldo de la libertad, de la tolerancia y de los derechos humanos. Porque habrá crecido en libertad [quedó claro], y no tendrá miedo a las ideas de los demás, y habrá aprendido a respetar a todos los que respetan la ley [porque los criminales no son muy simpáticos]. Quiero que sienta un hondo orgullo por ser española [y onubense y europea y perrita pequinesa mundial], por pertenecer a esa nación tan vieja [maltratada y maltratadora], tan admirable [cívica], que le habrá ofrecido las mejores oportunidades, pero que habrá sabido ser exigente con ella para convertirla en una mujer madura y responsable [et voilà]".

¡La niña soy yo!

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