Por la tarde, últimas tormentas de la temporada de lluvias, fuertes y honestas como los mejores amigos. Mañanas nubladas que van creciendo limpias. Un sol sin vergüenza a la hora de comer. Calor de otoño. Qué distinto del valle del Tajo.
Y hablando de amigos y del valle del Tajo, dedico este día a Javier Pinto, cuya generosidad nunca dejará de sorprenderme.
¡Salud, suerte y República, niño!
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