Las mudanzas provocan estas vueltas del azar. Entre papeles inútiles y recortes de periódicos amarillos (su papel envejece tan pronto como sus noticias), encuentro una nota bienhallada en el suplemento cultural de La Vanguardia en julio del año pasado, firmada por Raúl Minchinela, quien seguro no sabía estaba escribiendo algo en total sintonía con este país. He aquí un pequeño fragmento:
"En 1948, el mariscal Tito, líder de la entonces Yugoslavia, se rebeló ante el agobiante marcaje de la Unión Soviética de Stalin. Durante la guerra mundial no había recurrido al ejército rojo para expulsar las tropas invasoras del Eje, y eso le permitió una política más independiente de Moscú. Los yugoslavos fueron expulsados de la Internacional Comunista, y la situación provocó un cambio en las relaciones internacionales, pero también creó una necesidad de puertas adentro. Yugoslavia necesitaba desmarcarse culturalmente de los soviéticos, pero no podía recurrir a sus vecinos -lógicamente filocomunistas-, ni a la Europa occidental, bajo protección estadounidense. Buscar una alternativa no era fácil, pero encontraron una solución que cumplía las características básicas: un país lejano, que no pudiera invadirlos, que no mostrara dependencia de las grandes potencias y que exaltase la moral revolucionaria".
Sí, adivinaron: http://friends.s5.net/mazzini/ovitki/ovitki.html.
No se pierdan el rolón Ja sam pravi meksikanac ("Yo soy mexicano
de verdad").
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