La noticia del inminente regreso de ETA a los funerales me tiene más triste que enfadada (aunque también). No puedo creer la soberbia de Zapatero al pensar que él, por su talante y su Sonsoles, iba a acabar con el terrorismo, cuando desde Mariano que-viene-el-lobo Rajoy hasta gentes poco sospechosas de ser de derechas, como Rosa Díez (de su propio partido), pasando por plumas y mentes insignes como Fernando Savater, le habían advertido que la única estrategia para destruirlos era la única que había demostrado tener éxito: el brazo político fuera de las instituciones, basta del dinero que le llegaba a ETA por esa vía, unidad de PSOE y PP (no de todos contra el "fuego-PP"), policía eficiente y hala, ante el juez de turno.
¿Juzgó lento este camino? Quizá sí lo era para colgarse la medalla del fin de la banda durante su mandato. Un mandato que espero no pase -me duele, pero no veo otro remedio- del 2008.
Ahora Iñaki de Juana Chaos no cumplirá el resto de la condena en su domicilio. ¿Pos no que su vida corría peligro?
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