martes, 6 de mayo de 2008

el maldito

Alguien menciona al principio del almuerzo que ahora está trabajando en la plaza de Coyoacán de viene-viene (esa suerte de menesterosos que te "ayudan" a aparcar el coche y te lo cuidan si les das una moneda). Dicen que fue un brillantísimo poeta, amigo de Octavio Paz, seductor irresistible. Eso fue antes de fungir de chapero para financiarse los vicios y de estar en la cárcel por atracar sevenelevens a punta de pistola. Aparece a la mitad de la comida y se detiene a hablar con los conocidos. El paso incierto del alcohólico irredento, pelo y barba enredados, los dientes que le quedan negros, una cicatriz ostentosa en la sien ("me caí"). Cuarenta y pocos años. Tiene un brillo especial en la mirada, un brillo distinto al del borracho, el brillo de un loco o de un genio. Hace gala de una memoria prodigiosa e inquietante. Al rato se hace molesto y hay que apartarlo del lugar. Se le ilumina la cara cuando le dan cien pesos: "Con esto voy a poder hasta desayunar". Y se va tan contento.

No es la primera vez que oigo una historia parecida aquí: aquella inteligencia privilegiada que murió ahogada en sus propios demonios, el otro que nunca se recuperó de la operación porque se pasaba de las rayas. La promesa que se trunca por la avidez de frenesí, ante cuyo despeño a los amigos sólo les cabe impotencia, lástima y caridad. Qué tristeza, esta ciudad de detectives salvajes...

3 comentarios:

Feliciano Tisera dijo...

¿Que será lo que tiene el Popo, el volcán convocador de demonios?

Julio Novillo dijo...

"Qué tristeza, esta ciudad de detectives salvajes..."
Son las cartas que nos han dado y hay que jugarlas, y se puede hacer de una u otra manera, también se necesita algo de estrella.
No hay fealdad y belleza, si subjetividad. Si un alma se descarria el sistema fracasa, todos nos descarriamos un poco, aunque la mayoría no lo quiera reconocer. Si en la cuna un rico se cambia por un pobre, el primero vivirá pobre y el segundo rico, y esa no era su naturaleza ¿o sí?. Tan sólo es un problema de coincidencias e injusticia. Yo al menos lo veo así. Mirar como tu miras, viendo belleza donde la hay y otros no la ven. Hablar y ayudar a asearse un poco y ya parece de nuevo una personilla.

Santitos dijo...

"Si un alma se descarría, todos nos descarríamos un poco". De ahí que culpe un poco a esta ciudad gigantesca, que parece planificada para volver la cara a lo desagradable... y seguir riendo. (No tanto el Popo, Feli, como una desagradable alienación).

Me temo que la ayuda no sirve de mucho en este caso, a menos no sirve para "encarriar". Muchos amigos suyos -renombrados- siguen abriéndole las puertas para darle de comer. Su familia, rica, ya desiste de enviarlo a rehabilitación. Son gente abismal, extrañamente fascinados por el precipicio.

En cuanto a las coincidencias, puede que así sea. ¿Por qué va a ser el ambiente, si quizá una cuerda se les quebró po dentro?

Besos, querido capi, seguimos leyéndonos.