Con treinta y seis, mi madre tenía dos hijas de catorce y nueve años. Con treinta y seis, murió la madre de mi amiga Ana de un cáncer de pecho. Con treinta y seis, Ricardo había fundado tres revistas y la edición extranjera de otra, y me conoció, como diría la Biblia.
Con treinta y seis, pardiez. Tantos y tan pocos.
2 comentarios:
Muchas felicidades, Yaiza. Disfruta mucho.
¡Gracias, Antonio!
Publicar un comentario