miércoles, 7 de abril de 2010

David Razú, promotor de la ley sobre el matrimonio homosexual

“Nunca en la historia de México la adopción ha estado prohibida por razones de orientación sexual”

David Razú Aznar (Ciudad del Carmen, Campeche, 1974) maneja a la perfección las maneras políticas –aliteraciones pertinentes, énfasis en las ideas, uso del vocativo con el interlocutor– y fomenta el uso de las plataformas sociales en internet (pueden seguirlo en Twitter en @drazua) para comunicarse con el ciudadano. Su partido, el Socialdemócrata, perdió el registro nacional por insuficiencia de votos en las últimas elecciones, pero sí logró colarse en el congreso del DF. Como presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa capitalina y asociándose al PRD, Razú ha conseguido que el pleno aprobara la ley sobre el matrimonio homosexual, que junto a la aprobación del aborto libre durante las doce primeras semanas de embarazo hace del Distrito Federal un modelo en el mundo en materia de derechos sociales.

¿Cómo fue el camino de la propuesta de ley del matrimonio homosexual hasta que se convirtió en ley?
La iniciativa era parte fundamental de mi propuesta de campaña para el Partido Socialdemócrata y fue impulsada por una creciente red de organizaciones sociales que comenzaron a ejercer cada vez mayor presión. (Es importante decir que la pérdida del registro del partido vino de la votación nacional, no de la local: en la local sí obtuvimos los votos necesarios.) Lo que hice fue acercarme a aquel grupo parlamentario que tuviera la igualdad como bandera y como motor fundamental, y eso es desde luego el PRD. La ruta lógica era hacer un acuerdo con ellos. Desde antes de que comenzara la legislatura, hicimos público un acuerdo que se llamó “Alianza de Izquierdas”, por medio del cual me adhería al grupo parlamentario –no al partido–, y el PRD se comprometía a impulsar la agenda socialdemócrata, en particular este tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Ya entrada la legislatura hubo mucho diálogo con los otros grupos parlamentarios, y muy buena respuesta del PT, de Nueva Alianza… En fin, fue posible irla avanzando. También teníamos un creciente apoyo social. Se fundó alrededor de estas reformas la red social Sociedad Unida por Nuestros Derechos, que cuando subimos la iniciativa al pleno, el 24 de noviembre de 2009, tenía más de doscientas organizaciones. Para cuando se aprobó la iniciativa, eran casi seiscientas organizaciones en la red.

Hay dos Méxicos muy distintos: está el DF y luego el resto de la República, algunos de cuyos estados presentaron impugnaciones a esta ley. ¿De veras crees que hay apoyo social mayoritario en México, o que es más bien la capital contra una provincia todavía conservadora?
El otro día leía en Twitter que lo increíble no era que hubiera matrimonio entre personas del mismo sexo y despenalización del aborto en México: que lo increíble era que en México existiera el DF. A mí me parece que lo que está pasando es un reflejo de la sociedad capitalina, y no lo veías antes de la democracia porque estábamos limitados; nada más hacía falta abrirle la puerta a la sociedad, una sociedad avanzada, una sociedad cosmopolita y que cree más en los derechos humanos. Eso por lo que corresponde al DF. En cuanto a los estados que presentaron las controversias, ya viste que las seis fueron desechadas por la Suprema Corte de Justicia. Ahora, si hay o no un apoyo mayoritario es algo que en el debate de los derechos humanos no debe ser el centro de la atención. De hecho, históricamente, la lucha por los derechos humanos se da en un ámbito y en un ambiente contramayoritario. Lo mismo ocurrió en su momento cuando se dio la existencia del matrimonio civil, que fue un escándalo. Nadie se quería casar. Y después, cuando se le dio el voto a la mujer. Son hitos en el avance social que no deben valorarse con respecto a la posición que las mayorías tengan. Si vivimos en democracia es precisamente para garantizar que no sean pisoteados los derechos de las minorías. Por eso, todos esos planteamientos de llevar esta reforma a referéndum y cosas por el estilo son absurdos. Desde luego, estoy convencido de que las reformas van a permanecer, y que la Suprema Corte de Justicia va a fallar en contra de la inconstitucionalidad ominosa promovida por el Gobierno Federal. Creo que el Gobierno Federal con esa acción no discrimina exclusivamente a las parejas del mismo sexo, discrimina a todo el mundo: todos aquellos que no vivan en una familia biparental heterosexual, según el procurador y el presidente de la República, no son sujetos de la protección de la ley.

Estás familiarizado con los casos de España o Gran Bretaña. ¿Cuál sería tu modelo de sociedad ideal, que exista ya?
Esa es una pregunta difícil de contestar, porque no puedes hacer una extrapolación de ninguna legislación de otro país. La diversidad y la historia mexicanas son tan particulares… Sí me imagino un modelo de ciudad, un modelo de sociedad y un modelo de país, pero no lo podría vincular con alguno que ya conozca, independientemente de que haya muchas sociedades que yo admire, que me parezcan proclives al desarrollo y a la felicidad de su población. Ahora, si bien es cierto que en España la aceptación era mayor –que no mucho mayor en términos estadísticos, comparando 2005 de España con 2009 de México–, también la resistencia fue brutal. Yo me acuerdo de una marcha con obispos al frente con quinientas mil personas en la calle, en contra de las reformas. Avanzar en las libertades siempre tiene enemigos irreductibles.

Algo revolucionario en esta ley es que las parejas pueden adoptar niños. Es el punto donde los críticos a la ley son más duros. ¿Cómo lo defiendes?
Primero, yo no lo tengo que defender. Más bien tendrían que defender su posición los que se oponen, que no han sido capaces de producir un solo argumento válido, solamente descalificaciones y opiniones. Segundo, la estrategia que ha tomado la derecha con respecto al tema del matrimonio entre personas del mismo sexo ha sido la de la desinformación permanente y la mentira. Nunca en la historia de México la adopción ha estado prohibida por razones de orientación sexual. Nunca. En esta reforma no tocamos un solo artículo referente a la adopción. Ni uno. Aquí se hicieron reformas para el matrimonio exclusivamente. Por qué, si están tan preocupados por el tema, no impugnaron esto hace cincuenta años, o hace treinta, o hace veinte, ¡si siempre se ha podido adoptar! Por qué resulta que de pronto es lo que les preocupa. Porque están conscientes de que, como decía Einstein a mediados del siglo pasado, es más fácil romper un átomo que un prejuicio, y como se han dado cuenta de que en el Distrito Federal con toda claridad hay una mayoría de personas que está a favor del tema de matrimonio, se han ido al tema de la adopción, para golpear donde la gente tiene menos información. Han engañado abiertamente a la sociedad diciéndole que legislamos para adoptar, pero lo peor y más grave: que la adopción está mal, o que les genera algún tipo de problema a los niños. No dicen cuáles son esos problemas, cuál es el sustento que tienen, de dónde lo sacan, por qué lo dicen. Prácticamente todas las academias serias del mundo que se han metido a estudiar esto –y tenemos los estudios en www.sociedadunida.org–, han demostrado con estudios empíricos que la orientación sexual de los padres no tiene ninguna relación con el desarrollo de los menores. Pero no se dan cuenta de que al hacer lo que hacen están atacando a niños, a los cuales les están diciendo “tú no tienes derecho a que se reconozca tu familia”. Porque las familias homoparentales con niños existen; no estaban esperando a que viniera un legislador o un grupo legislador a darles permiso. Lo único que estamos haciendo es darles el reconocimiento.

¿Cuál ha sido el argumento más cavernícola que te has encontrado en los debates del pleno?
Bueno, rayan hasta en lo divertido. En particular, el de un jerarca religioso de León, que dijo que el terremoto de Chile había sido por culpa de las reformas del matrimonio. De ahí, para abajo. El que más me ha preocupado es el que ha venido por parte del PAN, diciendo que iban a proteger a nuestros niños de deseos perversos y antinaturales que atentan contra sus derechos. Hacer una campaña como esta por parte de un partido político, financiado con recursos que provienen de nuestros impuestos, me parece una falta absoluta de ética política. Acción Nacional ha dejado mucho que desear como partido político y como institución.
Antes te preguntaba por esos dos Méxicos que se ven, el DF y el resto del país.

También creo que dentro de esa izquierda a la que te asociaste dentro del DF hay muchas diferencias. Me acuerdo, por ejemplo, en los plantones de 2006 organizados por López Obrador, cómo había carteles claramente homófobos referidos a miembros del PAN. ¿Qué opinas?
El PRD es un partido de masas, en fin, tiene un electorado muy amplio si se compara con los partidos emergentes. Pero me parece que cada vez hay un mayor esfuerzo en el PRD por desarrollar de manera efectiva su plataforma programática, en donde estos temas sí están. Una de las cosas que yo señalé públicamente en varias ocasiones es que para el PRD fue fácil adoptar estas reformas en el DF porque es congruente con su programa. Desde luego siempre hay cuadros y siempre hay representantes populares que pueden ir en contra de estos lineamientos. Y no sólo en el PRD; en el propio Partido Convergencia, que se postula socialdemócrata, por ejemplo, acaba de salir un diputado de apellido Tonalzin en Tlaxcala con una iniciativa para penalizar el aborto. De nuevo, me parece que el tema tiene que ver también con el DF/resto del país. Lo que quiero decir con todo esto es que la izquierda en su conjunto, si bien no está perfectamente alineada con las reformas liberales, poco a poco va acercándose cada vez más a la defensa de las libertades, al menos muchísimo más que el PRI o que el PAN. Es un proceso en el que quienes podamos tenemos que abonar, pero también es del espacio ciudadano, en el que yo creo mucho. El segmento más liberal de la población, que más cree en las libertades y en los derechos humanos, está en el espacio ciudadano.

Y sin embargo, un partido como el Socialdemócrata, que presentaba todas esas propuestas modernas, perdió el registro a nivel nacional.
Es también muy difícil hacer una valoración precisa de esto. Por una parte, hubo un impacto importante por parte del movimiento anulista, y habría que revisar también cuáles son las estrategias y los planteamientos que hicieron estado por estado y a nivel nacional, porque en el DF sacamos incluso más votos que Convergencia. Pero es materia de otro debate. A mí no me parece que la sociedad no esté preparada para una propuesta socialdemócrata; me parece más bien que no la supimos comunicar.


(Publicado originalmente en el blog "Otras voces", de la revista Letras Libres, el 7 de abril de 2010.)

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