En el Metrobús. De una fila de cinco mujeres sentadas, tres se maquillan. Las sorprendo a todas en el mismo instante en que sincrónicamente se perfilan las pestañas. Constatación: mis congéneres usan el camino al trabajo para pintarse. En el metro, en el taxi, en la combi y el metrobús, nada que objetar, diosmelibre: ¡pero al volante...! No digo más, que me caen encima las radicales.
Flashback 1
Paradoja: nunca conocí Madrid hasta que enseñómela un mexicano. La mirada externa se demuestra casi siempre más certera que la habitante cotidiana (¿lo será la mía con México?) A pocas horas de aterrizar, después de un viaje tormentoso (tal cual: al avión le cayó un rayo), nada añoro más que las calles de Madrid, el bullicio de la semana a todas horas, los periódicos de un sábado finiquitados al detalle en el Comercial y un domingo, mediodía, de cañas por La Latina.
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